Actualmente existen un gran número de redes sociales que permiten la comunicación y el intercambio de todo tipo de información e intereses comunes entre individuos y empresas, suponiendo para éstas últimas, además, una herramienta de posicionamiento ‘online’ muy efectivo que sobre pasan todas las fronteras. Pero esto no ha sido siempre así (aunque ahora nos preguntemos cómo hemos podido vivir sin ellas).
Una de las primeras redes sociales fue Classmates, creada en 1995, cuyo objetivo principal era contactar con antiguos compañeros de colegio. El origen de las redes sociales tal y como las conocemos ahora llegó en 1997, con SixDegrees que permitía la creación de perfiles, hacerse amigos de otras cuentas, conocer el tipo de separación respecto a otros usuarios, enviar mensajes privados y saber quién estaba conectado.
Posteriormente fueron apareciendo poco a poco todas aquellas que actualmente conocemos más: Fotolog (blogs fotográficos), Linkedin (la primera red social profesional), My Space (se diferenció por ser la primera que permitía personalizar el perfil del usuario), Facebook (la más usada a nivel mundial), Flickr (permite almacenar, ordenar, buscar, compartir y hasta vender fotografías y videos), Youtube (almacenar y compartir videos, es hoy el segundo buscador de contenidos más grande del mundo), Twitter, Whatsapp, Instagram, Pinterest…
¿EL futuro de todas ellas? Incierto. En el campo de las nuevas tecnologías nada dura mucho tiempo. Todo cambia y evoluciona rápidamente. Aún no te has adaptado a una actualización cuando ya se ha lanzado otra. Los objetivos de cada una de ellas (personal, profesional, ocio, relaciones sociales…) también marcarán su destino. Algunas desaparecerán, otras se fusionarán o tal vez se conviertan en aplicaciones de pago. Sea como fuere, debemos saber utilizarlas ‘con cabeza’ y aprovechando las ventajas que nos ofrecen.